La humildad, la tolerancia y el amor son principios que forman parte del Decálogo del desarrollo de todo ser humano. Así se nos hace saber en el trascurso de nuestra vida cristiana, en nuestro trabajo, en la escuela y en nuestra comunidad, afortunadamente para los que hemos tenido el privilegio de tener una relación con nuestro Señor Jesucristo. Pero que hay de nosotros que aunque conocemos la Palabra nos comportamos con soberbia, estamos cometiendo un doble error. Queremos demostrar humildad, amabilidad, amor pero sin practicarlos, no damos testimonio de eso que profesamos ante la sociedad. La verdadera relación con Dios se manifiesta en tratar de ser humildes con aquellos que nos hacen daño, amables con aquellos que no lo son con nosotros, pacientes ante la incertidumbre, tolerantes ante la injusticia de un mundo lleno de maldad, amorosos y comprensibles con nuestro prójimo.Todas estas virtudes que nuestro Dios nos ha proporcionado a través de nuestro raciocinio se convierten de una u otra forma EN UN GRAN RETO EN NUESTRA VIDA COMO CRISTIANOS,TOMEMOS ESTE RETO COMO UNA VICTORIA QUE SÓLO SE ALCANZA CON LA GRACIA DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO.
— Hna. Mayela Luna Vice-Secretaria de Actas y Acuerdos
Renovación Año 4 – Edición 16