La salvación del Señor

Esta era la realidad en la que le tocó profetizar a Isaías. La nuestra no es diferente, los países pequeños estamos a merced de las grandes potencias y sus intereses; por un lado Estados Unidos y sus aliados europeos y por el otro la Federación Rusa. Además, China emergiendo como potencia. Como consecuencia hay muchos conflictos mundiales, nombrando algunos: Rusia se anexa Crimea porque la OTAN amplió su presencia en el este; en Ucrania se desata una guerra separatista; Israel prosigue con su política expansionista boicoteando los diálogos de paz con el estado Palestino y en África se viven guerras por la explotación de sus recursos naturales. Sumado a estos conflictos tenemos el calentamiento global producto de los gases invernadero producidos por los países altamente industrializados, como China, que están llevando al planeta al colapso medioambiental.

La iglesia de nuestro Señor, igual que el profeta Isaías, no debe moderar su mensaje con tal de encontrar favor con la opinión pública. La iglesia al proclamar las buenas nuevas debe hacer énfasis en la santidad, majestad y justicia del Señor; la compasión y misericordia salvadora del Señor. También debe hacer énfasis en el papel central de la iglesia en los planes del Señor para las naciones y el mundo; en el papel redentor del Siervo Sufriente de Dios y en el futuro final glorioso que Dios tiene reservado para su creación.  ‘En aquel día tú dirás: Señor, yo te alabaré aunque te hayas enojado conmigo. Tu ira se ha calmado, y me has dado consuelo. ¡Dios es mi salvación! Confiaré en él y no temeré. El Señor es mi fuerza, el Señor es mi canción; ¡él es mi salvación!’ Isaías 12:1-2.

Nuestras vidas reposan en las buenas manos de Dios.

— Hno. Mauricio Rivas Diácono
Renovación Año 4 – Edición 18