Si comenzáramos a construir o dar continuidad a nuestro plan de vida anteponiendo el hecho de obedecer a Dios, todo sería mucho mejor, pero usted y yo sabemos que uno de los mayores retos que tenemos es ser “hacedores” de su palabra. No obstante es necesario procurar mantenernos en su redil, para exhortarnos unos a otros, no dejando a un lado sus ordenanzas: “Cuídate de no olvidarte de Jehová tu Dios, para cumplir sus mandamientos, sus decretos y sus estatutos que yo te ordeno hoy” (Deuteronomio 8:11).
Si nos olvidamos de nuestro Padre Celestial, de todo lo que ha hecho por nosotros seremos su creación ingrata “Mas si llegares a olvidarte de Jehová tu Dios y anduvieres en pos de dioses ajenos, y les sirvieres y a ellos te inclinares, yo lo afirmo hoy contra vosotros, que de cierto pereceréis” (Deuteronomio 8:19).
Dios nos da la oportunidad de ser salvos con su amor, gracia y misericordia, por ende pongamos a Dios en primer lugar y seamos buenos administradores de su obra. Primeramente seamos buenos administradores de nuestra vida, porque todo en cuanto existe le pertenece a Dios, pero sobre todo tratemos de ser agradecidos con la voluntad de nuestro Padre, para que nos dé sabiduría en lo que obramos. La mayordomía es un estilo de vida. Es el estilo de vida de una persona que reconoce y acepta el Señorío de Jesucristo y trabaja en sociedad con Dios.
— Hno. René Mercado G. Soc. de Intermedios
Renovación Año 4 – Edición 38