Le he pedido al Señor una reflexión para este año:
Pedir al Altísimo que nos transforme en una vida consagrada llena de amor bajo la unidad del Espíritu Santo.
Segundo, pedirle a Dios que nos haga testigos fieles del Señor con el poder de su gran amor.
Tercero, pedir a Dios que llene a toda su iglesia del poder del Espíritu Santo para que haya un avivamiento masivo en todos los creyentes.
Cuarto, interceder por los amigos a quienes vamos a visitar con el mensaje de Jesucristo para que el Espíritu Santo les prepare sus corazones para que reciban y respondan al llamado de Cristo.
El último es que debemos orar por aquellos hogares que necesitan de la presencia del Señor y que la paz reine en esos hogares.
Siempre he dicho que mientras no hay humildad, no hay amor y no hay unidad en la iglesia, la iglesia no crece. La iglesia tiene que aprender a tener todo eso en su corazón. Es lo que debe reinar en los corazones, es lo que debe haber en cada corazón de cada miembro de la iglesia. Debe haber la unidad, la alegría, la humildad porque tenemos a un Cristo que verdaderamente nos llama al servicio del Señor. Ahora dice el Señor a su pueblo en Isaías 43:18 “Ya no recuerdes el ayer, no pienses más en cosas del pasado” Llegamos al año nuevo y tenemos que tener una vida nueva también. Dar un buen testimonio siempre, en la iglesia y fuera de la iglesia al mundo que se está perdiendo por falta de la predicación de la palabra de Dios. Queremos que el mundo entienda este mensaje, que no estemos recordando las cosas pasadas sino que todas son nuevas con la unidad, el amor, el ser un nuevo hijo del nuevo nacimiento. Que este año sea verdaderamente de unidad y de humildad, no buscando las posiciones sociales sino que tratando de llegar a la meta y la meta se llama Jesucristo. Que el Señor los bendiga.
— Pr. David Santana Pastor IB Filadelfia
Renovación Año 5 – Edición 1