Los conceptos fundamentales que necesitan ser restaurados en una persona son:
1. El Diseño Original. Para que una persona pueda ser restaurada, necesita entender que es parte del plan de Dios para ésta generación; que Él invirtió tiempo especial y puso toda Su creatividad, para que cada uno de nosotros pudiera existir sin que nos faltara absolutamente nada. Él se regocija en cada uno de Sus hijos, en nuestros avances y en cómo disfrutamos, bajo Su voluntad, de todo lo que ha creado para nosotros. Él nos ama entrañablemente, tenemos Su atención especial aún por encima de nuestras debilidades y errores; lo que no ama, es nuestro pecado. Cuando como instrumentos en Sus manos restauramos a alguien, debemos asegurarnos de que la persona tenga absolutamente clara esta realidad en su corazón, y esto lo logramos primeramente con nuestra manifestación de amor hacia esa persona.
2. El Propósito de Dios. Éste tiene que ver con la “visión” de Dios y con la “misión” que nos ha encomendado. Nuestra visión como Sus hijos es “ser como Jesús”, y nuestra misión es “hacer lo que Jesús hizo”. El libro de Gálatas 2:20 nos enseña: “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios…”. En este versículo se refleja nuestra visión, pues ahora la gente al verme, ya no me ve a mí sino a Cristo en mis actitudes, reacciones y en cada decisión. En esta verdad debemos enfocar la restauración de las personas.
El Señor nos indica en Su Palabra (Proverbios 6:16) que es con “misericordia y verdad” con que se corrige el pecado, y… “con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal”. Como restaurador, todo creyente debe tener un corazón de misericordia, aquel que abre sus puertas para que el amor de Dios se pueda manifestar, no un corazón lleno de juicios y expectativas apresuradas que finalmente tienden a confundir a la persona. Es a través de la Palabra que ellos pueden decidir y afirmarse en la necesidad de un cambio en sus vidas, no por medio de nuestro parecer.
Otra de las hermosas cualidades de Dios, la cual es fundamental para un proceso de restauración, es la Gracia, pues ésta es el favor de Dios que toma el lugar por nosotros y hace que nos ame desmedidamente aún sin merecerlo; entonces, en ese poder de Su amor, Él nos perdona y nos limpia restaurando nuestra imagen y propósito. La persona debe saber que Dios está listo para restaurar su vida, pero es ella quien debe acercarse con disposición de renovar su relación con Él.
Es una realidad que el proceso de restauración es diferente en cada persona; por ello no debemos angustiarnos al no ver en nuestra velocidad sus cambios; Dios va a perseverar en Sus hijos a Su manera y por medio de Su Gracia; Él tiene el amor suficiente para aún esperar y desarrollar todas las estrategias necesarias, para que ésta se manifieste.
Debemos enfocarnos principalmente en que la persona conozca, reciba y ame a Jesús, así poco a poco irá dejando atrás toda atadura al pecado, para finalmente llegar a Él y someterse con amor.
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Pr. César Palacios – www.misionpaz.org
Renovación – Año 5 – Edición 27