La armadura de Dios

Todo lo que el creyente necesita para permanecer en victoria lo encuentra exclusivamente en Jesucristo, ya que en él estamos completos.

NUESTROS ENEMIGOS 

Principados, potestades, gobernadores de las tinieblas de este siglo y huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 

El apóstol Pablo hace referencia a distintos rangos de autoridad en que se encuentra organizado el reino de las tinieblas. 

Principados, potestades y huestes de maldad hace referencia a entidades espirituales, mientras gobernadores de las tinieblas a personas físicas que ejercen poder desde puestos de privilegio y desde allí promueven y favorecen las actividades de las tinieblas. Estos gobernadores pueden ser líderes de carácter político (presidentes, gobernadores, alcaldes), económico (empresarios) social (cantantes, músicos, líderes cívicos, etc.).

PROPÓSITO DE LA ARMADURA. 

La armadura no tiene el propósito de vencer al enemigo, sino el mantenernos en la victoria que ya logró a nuestro favor Jesucristo en la cruz sobre las entidades de maldad.

Por esto las palabras que utiliza Pablo:

Estar firmes (Gr. istëmi) Permanecer quieto, mantenerse en pie.

Resistir (Gr. anthistëmi) Ponerse en frente, oponerse.

Para entender estas palabras miremos un ejemplo: Una ciudad (el hombre) fue conquistada por el enemigo (Satanás); permaneció en ese estado por mucho tiempo, hasta que vino el Rey (Jesucristo) y la reconquistó venciendo al invasor. Ya el enemigo no tiene ninguna autoridad sobre su antigua propiedad, pero no se resigna e instiga la ciudad argumentando que él es el verdadero dueño. La tarea de los moradores de la ciudad consiste en recordar al enemigo que ya no tiene ninguna autoridad sobre ellos, porque fue vencido para siempre y ha sido despojado de su poder. Mientras los moradores de la ciudad no crean en los argumentos del enemigo, permanecen en victoria, por lo tanto ellos deben en fe, resistir creyendo que nada ni nadie los puede sacar de la propiedad reconquistada por su Rey.

Los moradores de la ciudad no son llamados a pelear contra el enemigo, porque ya está derrotado y son victoriosos porque su propiedad ya está en completa libertad.

Por esto el Apóstol habla de estar firmes y resistir, nuestra labor es estar parados en la victoria que ya Jesucristo ganó para nosotros en la cruz.


Pr. José Luis Cárdenas
Tomado de iglesia.net
Renovación Año 5 – Edición 40