Dando buenas noticias: Segundo domingo de adviento

Lo que Dios había anunciado en el Antiguo Testamento con la promesa de tiempos nuevos y la presencia de un Mesías o Cristo que vendría a instaurar el Reino, se cierra con Juan Bautista, el último de los profetas de la primera alianza. De él se dice: “envío a mi mensajero para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: preparen el camino al Señor; enderecen sus senderos” (Mc 1,2). Así la palabra rectora de éste domingo es “preparen”.

El que anuncia el mensaje debe ser escuchado, ya que prepara nuestros oídos para acogerlo porque es radicalmente transformador y novedoso porque pertenece al Mesías.

El tiempo del Adviento nos va dando herramientas para poder ir afinando el sentido de la escucha, que no es un simple oír, sino posicionar nuestra vida en la sintonía del Evangelio. En un mundo donde las malas noticias son el pan nuestro de cada día, dar buenas nuevas se convierte en un acto proféticamente contracultural. Los creyentes van contra corriente preparando el camino de Jesucristo, Hijo de Dios. La Iglesia debe saber experimentar un Adviento constante, pero no como espera simplista, sino como compromiso social.

Cuando Isaías, en la profecía que se le aplica a Juan Bautista, dice que se deben “enderezar los senderos”, está llamando a una práctica de la justicia, la verdad y la libertad. Se trata de senderos como la educación, la participación democrática, la igualdad en las pensiones de los adultos mayores, la equidad cultural… los que el Mensajero Jesucristo nos pide enderezar, porque siguen estando torcidos.

Como cristianos debemos dolernos con aquellas estructuras de injusticia y de violación de la dignidad de toda persona humana. Que sepamos unirnos a las demandas de justicia de nuestro continente. Y eso es justamente dar buenas noticias.


Tomado de la Lupa Protestante
Renovación Año 5 – Edición 50