Hermano… ¿Has leído con atención este versículo?: “Nadie ha visto jamás a Dios”. En la segunda parte las cosas se ponen mas interesantes aún: “Si nos amamos unos a otros, Dios permanece (Vive) en nosotros y su amor se ha perfeccionado (Desarrollado) en nosotros”. ¿Te haz dado cuenta? Nuestro Dios Padre es invisible, pero si nos amamos unos a otros, él habita en nosotros!
Quizás te estés haciendo estas preguntas: ¿Puedo ver a Dios en otras personas? La respuesta es ¡Sí!. ¿Entonces si puedo ver a Dios en mis hermanos, ellos también pueden ver a Jesús en mi? Otra vez la respuesta es ¡Sí!. ¿Si otros al verme pueden ver a Dios, eso sería como ver a Dios? ¡Exacto!.
Me emociona descubrir que los creyentes contamos con la capacidad y la responsabilidad de ayudar a otros para que puedan ver al Dios invisible! Ahora entiendo por qué Juan nos pide que nos amemos unos a otros, de esta manera el mundo puede ver en nosotros al Dios invisible ¡Fantástico!
¿Como lograr que nuestras vidas sean una imagen visible del amor de Dios?
Hace dos mil años atrás, Nuestro Padre Invisible llevado por su gran amor hacia nosotros, nos dio su más hermosa, amorosa y piadosa imagen visual enviando a su único Hijo a la Tierra en forma de hombre para morir por nuestros pecados en una Cruz. De esta forma logramos ver en Jesús la esencia mas pura del Dios Invisible.
Te animo a meditar sobre estas preguntas: ¿Como cristiano… qué imagen estoy dando a los demás? ¿Estaré reflejando al Dios Invisible en mi?
Invita al Espíritu Santo a morar en tu corazón y deja que Jesús haga de tu vida un retrato viviente del amor de Dios. Permítele mostrar a través de ti su gran pasión por las almas, dejándolo usar tus labios, tus manos, tus talentos y tu tiempo, para que pueda llevar a cabo su propósito más importante, dar a conocer su plan de salvación a todos los hombres de este mundo.
¡Dios Te Bendiga!
—
Autor: Lukas AmisToweer