Y en cuanto al término doctrina se refiere, como dijimos anteriormente, a enseñar. Cada responsable de la iglesia debería tener un ministerio de enseñanza. Así que todos estos elementos deberán estar incluidos en la predicación de la Palabra de Dios. Y dice el versículo 3 de este cuarto capítulo:
“Pues vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina, sino que, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias pasiones”
Aquí comenzó diciendo: pues vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina. Nos preguntamos si nuestra sociedad contemporánea no habrá llegado a ese momento. Aunque estamos sorprendidos y agradablemente abrumados por el número de personas que en el día de hoy están escuchando la enseñanza de la Palabra de Dios, comparado con la población total, ese grupo representa un porcentaje pequeño. Hay relativamente pocos miembros de iglesias que toleran la enseñanza de una sana doctrina. Realmente, no la quieren oír. Y entonces, ¿qué desean?
Dice aquí que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias pasiones. Aquí queremos compartir lo que dijo el Dr. Vincent en uno de sus estudios sobre esta frase. “Esto quiere decir que ellos invitarán a un gran número de maestros. En los períodos de fe inestable, de escepticismo, y de una especulación meramente curiosa, en asuntos de religión, toda clase de maestros se amontonarán como los enjambres de moscas en Egipto. La demanda crea la provisión, Los oyentes invitan y modelan a sus propios predicadores. Si la gente quiere adorar algún becerro, fácilmente se puede encontrar a un ministro especializado en adoración de becerros:” Hasta aquí las palabras del Dr. Vincent.
Esto es realmente cierto en nuestro tiempo. Alguien ha dicho que el púlpito de nuestra época es como una caja de resonancia que simplemente le dice a la gente lo que ésta quiere oír.
En cuanto a la comezón de oír, citemos de nuevo lo que el Dr. Vincent dijo: “Clemente de Alejandría describe a ciertos maestros como rascando, o arañando y haciendo cosquillas, de una manera no humana, en los oídos de aquellos que desean ser rascados”. Y luego, citando a Séneca continuó diciendo: “Algunos vienen a oír, no a aprender, de la misma manera en que vamos al teatro por placer, para deleitar nuestros oídos con la conversación, con la voz, o con la representación”.
¡Que imagen del panorama actual! Como alguien ha dicho: algunos van a la iglesia para cerrar sus ojos y otros para ver los vestidos y trajes que llevan los demás. En otras palabras, no van a la iglesia para escuchar una enseñanza sana. No quieren escuchar la Palabra de Dios. Quieren un substituto. El Dr. Warren Wiersbe, antiguo pastor de la iglesia Moody de Chicago ha dicho: “La gente quiere entretenimiento religioso por parte de artistas creyentes, para que los diviertan. En el día de hoy, nos gusta mucho lo novedoso en la Iglesia: películas emocionantes, desfiles, música alegre, luces de colores, etc. El hombre que sencillamente abre la Biblia es rechazado, mientras que los artistas religiosos superficiales llegan a ser célebres. Y el versículo 4 de este capítulo 4, de la Segunda Epístola a Timoteo, nos indica que esos que tienen comezón de oír pronto se convertirán en oídos sordos a medida que la gente se aparte de la verdad, y crea en las fábulas creadas por hombres”. Hasta aquí la cita. Ahora, creemos que esa es una declaración excelente.