Usted es sellado con el Espíritu Santo en el momento en que cree en Cristo

Ahora, sabemos que hay quienes discuten hoy si es Dios el Padre o Dios el Hijo, el que sella con el Espíritu Santo, o si es el Espíritu Santo mismo quien sella. Realmente, esa discusión y sus argumentos pueden llegar a producir cierto cansancio. Nos recuerdan ciertas discusiones de la Edad Media, en la cual se producían polémicas por los detalles más minuciosos y se dejaban de lado asuntos importantes. Ahora, la verdad es que si uno discute asuntos como éstos, en realidad, nunca llega a ninguna parte. Creemos que este versículo expone que el Espíritu Santo es el sello. Dios el Padre entregó al hijo a morir en la cruz, pero el Hijo se ofreció a sí mismo voluntariamente. Así que Dios el Padre y Dios el Hijo, ambos, dieron. Y Dios el Padre y Dios el Hijo enviaron al Espíritu Santo para realizar una obra determinada, pero es el Espíritu el que realiza esa obra. Él regenera al pecador, y sella al pecador al mismo tiempo. Y creemos que el Espíritu mismo es el sello.

Ahora creemos que hay un doble propósito en la obra del Espíritu Santo al sellar al creyente. Él implanta la imagen de Dios sobre el corazón para proporcionar una realidad al creyente. Usted sabe que un sello se coloca en un documento, y que ese sello tiene una imagen. Creemos que eso es exactamente lo que el Espíritu de Dios hace en el creyente. El Apóstol Juan en el capítulo 3, del evangelio que lleva su nombre, versículo 33, dijo: «El que recibe su testimonio, éste atestigua que Dios es veraz». Aparentemente, ésa es la idea aquí. Dios ha implantado Su imagen sobre el creyente.

Ahora, el segundo propósito de este sello es indicar el derecho de una legítima propiedad. En 2  Timoteo 2:19, leemos: Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo. Ahora, que Él provea esta seguridad para usted, no quiere decir que usted puede vivir en el pecado. Si usted invoca el nombre de Cristo, usted se va a apartar de la iniquidad. Y si no es así, si no hay esta evidencia, entonces usted no ha sido regenerado o sellado.

Ahora llegamos a la tercera y final obra del Espíritu Santo al proteger a la iglesia. Se menciona en Efesios 1:14: «Que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria.»

El dinero de las Arras constituye la entrega al contado de una parte del precio acordado, o el depósito de una cantidad con la que se garantiza el cumplimiento de una obligación. Se da como prenda en señal, en algún contrato. Es decir, que si uno va a comprar alguna propiedad y quiere que el vendedor le reserve la propiedad, usted, deja cierto dinero como un depósito, como una señal. También quiere decir que más adelante usted entregará más dinero, lo que falta para completar el pago de la propiedad. Ahora, el Espíritu Santo es como ese dinero de las arras, como esa garantía. Dios nos ha dado a los creyentes el Espíritu Santo como una promesa y señal de que hay más bendiciones espirituales en el futuro.