Carta de Presentación

Como cristianos, nuestro testimonio es para bien o para mal. No puede ser de otra manera. Nuestro Señor dijo: «Este evangelio del reino será predicado por testimonio […], y entonces vendrá el fin». ¿Tienes tú un buen testimonio? ¿Estás dando un testimonio efectivo?

Mi hermano y yo, que somos pastores, nos encontrábamos en la cafetería de una librería tomando un refresco. De repente se nos acercó una joven que estaba en la mesa de al lado y nos dijo:

—¿Verdad que ustedes son pastores?

Estoy seguro de que también a ti te habrá ocurrido la misma experiencia con tu compañero de asiento en el autobús, o con la cajera de un negocio, o quizá con la peluquera que re corta el cabello. Cuando andas con Dios y Jesús se revela en ti, hay alguien que te preguntará: «¿Qué lo hace a usted tan diferente? ¿Por qué siempre se lo ve a usted gozoso? ¿Cómo puedo tener el mismo gozo y la misma felicidad que usted manifiesta siempre?» Tú podrías decirle: «Permíteme que te hable de un amigo que me impulsa a ser así. A lo mejor, has oído hablar de él. Se llama Jesucristo».

Muchas veces no damos un buen testimonio porque no caminamos con Dios, porque no gozamos de un compañerismo íntimo con él, porque no vivimos en comunión con él. ¿Caminas con Dios? ¿Hablas con él? ¿Lo complaces? ¿Testificas en su favor?

Dios desea que vivas en armonía con él. Desea revelarte sus planes y los propósitos que tiene para ti. Desea que camines a su lado. Dale a Dios la oportunidad que anhela: Andar contigo para que puedas dar un buen testimonio acerca de él, de su verdad y de su amor.

Pr. Juan O. Perla
Tomado de Libro Meditaciones 2009
Siempre gozosos eperimentado el amor de Dios