El verdadero espíritu de la navidad

La Real Academia define Navidad como la natividad de Nuestro Señor Jesucristo; y eso es lo que realmente se celebra: el Nacimiento de nuestro Salvador. Aunque en algunos lugares se aprovecha para realizar fiestas mundanas, donde abunda el licor, a veces la droga y hasta bailes; el sentido justo de esta celebración es honrar al Hijo de Dios que se hizo carne, habitó entre nosotros y dio su vida por el perdón de nuestros pecados. Como creyentes que hemos sido alcanzados por su misericordia, debemos esforzarnos por honrar a Nuestro Señor, negándonos a resbalar en todo aquello que a él le desagrada y que traerá tristeza y desconsuelo a nuestros seres queridos. Así como los ángeles anunciaron su nacimiento con gran gozo y los pastores fueron a verle al pesebre con reverencia y alabanza en su corazón, de la misma forma hoy, no solo nos llenamos de alegría por el hecho de que el Verbo se encarnó, sino que oramos para que sea un tiempo de mucha bendición para todos, en todos los rincones del mundo.

Si bien es cierto, hay muchos que toman este día como una oportunidad para reunirse y llevar a cabo actos que traen tristeza a sus vidas y a la de su familia; esto no debe de decepcionarnos como para no celebrar nosotros de forma reverente y agradecida el hecho de que el Dios Todopoderoso se hiciera carne y habitara entre nosotros. La Navidad es una oportunidad para prepararnos de antemano para mostrar nuestro gozo por el Hijo de Dios, une a la familia, nos hace reflexionar en el gran amor del Creador por todos nosotros al darnos a su único hijo; y nos da la oportunidad de compartir el glorioso evangelio con todos aquellos que estarán a nuestro lado.

El mal uso de la Navidad consiste en malgastar el dinero y hacer de esta celebración algo más material que espiritual. Si bien es cierto que muchos aprovechan esta ocasión para bombardearnos con toda clase de publicidad para que gastemos nuestro dinero; nadie nos obliga a ello y como es un tiempo de compartir, si tú decides apartar algo de tu presupuesto para dar algún detalle de cariño a un ser querido, no está mal que lo hagas. La idea no es endeudarse, ni dejarnos llevar por el consumismo; se entiende que oramos para que Dios nos dé en todo sabiduría, y esto tiene que ver también con el uso de nuestro dinero.

Navidad es un tiempo de compartir y no es solamente cosas materiales, sino sentimentales y de gran valor como sería: una tarjeta con alguna frase que sale del corazón, una llamada telefónica, un abrazo, un te amo y tantos otros detalles que no pueden medirse con valor alguno.

Una llamada telefónica a nuestros seres queridos, estén donde estén, es también impactante, sobre todo cuando alguien de nuestra familia o conocidos no esperaba que le llamáramos o jamás pensó que lo fuéramos a hacer; es un buen tiempo para amar y pedir perdón, también para perdonar, y la distancia no debe ser un obstáculo, para lo cual contamos con el teléfono. Nunca concluya una oración sin hablar de Jesús y si te atreves a hacer una pequeña oración, será fantástico.

La Cena navideña en familia es símbolo de unidad y prosperidad y una oportunidad para recordar a quienes nada tienen, es el momento en que los familiares nos reunimos alrededor de la mesa y damos gracias a Jesús, el cual estará ahí reunido con cada uno de nosotros.

Piensa qué persona pobre o necesitada requiere un detalle de cariño tuyo. Hay actitudes que se convierten en milagros para los demás: para ese niño pobre a quien envías un regalito y que será lo único que reciba; para esa anciana que ahora tendrá un suéter con que enfrentar el frío de invierno; o ese hombre que recibirá unas sandalias que cubrirán sus pies; o esa familia que con lo que pudiste regalarles, tendrán algo que cenar esta Navidad.

Recordemos que el verdadero espíritu de la Navidad es el nacimiento de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Démoslo a conocer a los demás.