Responsabilidades de la familia cristiana

El énfasis bíblico de este mes de mayo debe estar centrado en la responsabilidad de la familia cristiana en cuanto a la educación de los hijos. Es verdad que este mes está dedicado a las madres; pero tanto el padre como la madre comparten el amor por la educación intelectual y espiritual. El apóstol Pablo en su epístola a los corintios recomienda: “Les suplico, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que todos vivan en armonía y que no haya divisiones entre ustedes, sino que se mantengan unidos en un mismo pensar y en un mismo propósito.” (1ª Corintios 1:10). La base de la vida cristiana es el hogar; es allí en donde los niños aprenden las primeras palabras y los principales hábitos de comportamiento. Por tanto, el primer manual de nuestra conducta es la Biblia, porque su contenido es la Palabra de Dios.

El apóstol Pablo se refiere a la unidad de pensamiento y propósito de la iglesia de Corinto; pero quienes componen una iglesia son las distintas familias, con variadas costumbres e inclinaciones. Sabemos que no existe una iglesia sin defectos, pero la Biblia nos exhorta a ser perfectos, lo cual significa madurez cristiana. Pero debemos reconocer que la base de una iglesia es cada familia que la compone.

En primer lugar, tenemos que desarrollar una relación dedicada a Dios, a medida que estudiamos y leemos Su manual de instrucciones sobre la forma de educar a los niños: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu fuerza. 6 Estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón. 7 Las enseñarás diligentemente a tus hijos, y hablarás de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes.”  (Deuteronomio 6:5-7)

Como padres, primero tenemos que amar al Señor con todo nuestro corazón y poder, mostrando de esta manera a nuestros hijos el gran amor que sentimos por Él. La razón de esto es que no podemos enseñar a nuestros hijos lo que nosotros mismos no tenemos. Y así, la base de un buen matrimonio y de cómo cuidar de nuestros hijos, es amar al Señor supremamente por encima de cualquier otro amor.

Muchos padres no entienden que un matrimonio piadoso y sólido añade estabilidad a la vida de un niño. Sólo cuando cada cónyuge ama sinceramente a Dios y Él es absoluto Señor de su vida, ellos pueden construir una base espiritual sólida y duradera que es vital para la educación exitosa. La Biblia no da ninguna excusa para un padre o madre soltera no educar a sus hijos en el conocimiento de Jesucristo. (2 Timoteo 1:5)

Noventa y cuatro por ciento (94 %) de todos los cristianos fundamentales aceptaron a Jesús como su Salvador, cuanto eran muy jóvenes; y sesenta y cinco por ciento (65 %) de todos los cristianos fueron llevados al Señor por sus padres.

Como padres, no podemos esperar a que alguien lleve a nuestros hijos al conocimiento salvador de Jesús, que garantiza que no van a pasar la eternidad en el infierno. Dios ordenó que todos los padres lleven a sus hijos al Salvador y en los caminos de la justicia, porque nuestros hijos son un don precioso de Dios. Por lo tanto, criar hijos piadosos, que honran a Cristo demuestra nuestro agradecimiento por estos preciosos regalos.

La Biblia es el manual de instrucciones de Dios que usamos para criar a nuestros hijos, ya que es Él quien creó la unidad familiar. Ellos necesitan aprender quien es Él, y cómo obedecer y respetar a su Creador.

Comprender la necesidad más grande de nuestros hijos comienza con el reconocimiento de su mayor problema. El principal problema es que son pecadores de nacimiento (Salmo 51:5). Los niños no vienen a este mundo buscando a Dios y su justicia. Ellos nacieron como pecadores y necesitan ¡El Salvador! La tendencia al pecado conduce sus corazones y mentes, hasta que llegan a conocer y tener una relación con su Señor y Salvador Jesucristo. La necesidad más urgente de todos los niños es la regeneración. Los padres deben enseñar a sus hijos temprano en la vida para tener una relación personal con Jesucristo.