Llenos de acción de gracias en todas las circunstancias

1ª Tesalonicenses 5:18

El secreto de Pablo

En Hechos 16:24-25 y 27:35 vemos que Pablo no tuvo una vida fácil o sin problemas. Fue náufrago, prisionero, perseguido y golpeado, y sin embargo, él estaba lleno de acción de gracias en todas sus circunstancias.

De manera que, cuando Pablo dijo “dar gracias en todo” no hablaba en teoría sino de su propia experiencia, aun en las situaciones más terribles. Su vida nos muestra que es posible dar gracias genuinamente al Señor en medio de situaciones complicadas. ¿Pero cómo lo hizo? Y, ¿cómo podemos hacerlo nosotros? ¿Cuál era el secreto de Pablo?

En Efesios 5:20, Pablo nos da el secreto de una vida llena de gracias en tres palabras:

“Dando siempre gracias por todo a nuestro Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.

El secreto de dar gracias a Dios no tan sólo en los buenos tiempos sino también en todo tiempo, no sólo por las cosas buenas sino también por todas las cosas, es hacerlo “en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”.

Dos notas en la Versión Recobro nos pueden ayudar a entender lo que significa dar gracias “en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. La nota de pie de página 2 en el versículo anterior nos explica:

“La realidad del nombre del Señor es su persona. Estar en su nombre es estar en su persona, en él mismo. Esto implica que debemos ser uno con el Señor en darle gracias a Dios”.

Y la nota 1 de Colosenses 3:17, un versículo similar, dice:

“El nombre denota la persona. La persona del Señor es el Espíritu (2 Cor. 3:17a). Obrar en el nombre del Señor es actuar en el Espíritu. Esto es vivir a Cristo”.

Poder dar gracias en todo no es un asunto relacionado con la filosofía, disciplina o con tener una manera de ser alegre. El secreto de vivir una vida que da gracias consiste en vivir a la persona que da gracias: Jesucristo quien es hoy el Espíritu en nuestro espíritu.

Jesús es la persona que da gracias

En los evangelios, hallamos ejemplos maravillosos de Jesús dando gracias. A menudo lo vemos dando gracias al Padre por la provisión básica del alimento y por escuchar sus oraciones.

Pero los evangelios también nos muestran cómo Jesús daba gracias y alababa en las situaciones más adversas. Por ejemplo, en Mateo 11 el Señor Jesús habló de la manera en que había sido rechazado repetidamente en las ciudades que había visitado. Al ser rechazado, Jesús fue calumniado por las mismas personas que había ido a salvar. En ese momento, ¿cuál fue su respuesta? Jesús no se quejó lamentándose por la terrible situación en la que se encontraba. No. En los versículos vemos que hizo la siguiente oración:

“Te enaltezco, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las revelaste a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó.“

¡Cuán maravilloso es Jesús! Aquí podemos ver a Jesús enalteciendo al Padre, reconociendo su voluntad en todas las cosas, aun cuando fue rechazado y calumniado. Él dio las gracias al Padre en todas las situaciones y por todas las cosas.

Pablo dio las gracias en todo porque él era uno con esta persona maravillosa quien vivía en él, y quien vivió una vida que daba gracias en todas las situaciones. Y debido a que Pablo sabía que todos los creyentes tenían a Cristo en ellos se sentía confiado al exhortarnos a hacer lo mismo. Nosotros también podemos dar gracias en todo mientras somos uno con el Señor quien vive en nosotros, dando gracias en su nombre, en su persona.

En nosotros mismos, es probable que seamos malagradecidos, lamentemos nuestra situación y nos quejemos ante Dios y ante todos. Pero, mientras contactemos a Aquel que da gracias; es decir, al Señor Jesús mismo quien vive en nuestro espíritu, seremos unidos a él de forma práctica. Estamos en él, no en nuestra vieja persona quejumbrosa. Vivimos y actuamos en la persona de Cristo en nuestro espíritu y disfrutamos su vida en nosotros. Entonces, nuestras oraciones espontáneamente están llenas de alabanza y gracias a Dios por todas las cosas.