CARACTERISTICAS QUE HACEN ÚNICAS A LAS MADRES
Proverbios 1:8
Hoy 27 de mayo, nuestra Iglesia Bautista Filadelfia rinde homenaje a las madres de nuestra iglesia, de Nicaragua y del mundo entero. Dentro de los valores humanos, los más excelsos son los que concretan el perfil de una madre que asume su responsabilidad de formar una familia con principios cristianos. El rasgo más sublime de la naturaleza le pertenece a la madre: la mujer es portadora de vida, sólo ella tiene este privilegio. Es por eso que, junto a dicha capacidad de engendrar, le ha sido concedido un paquete de virtudes, valores y destrezas que la respaldan, la socorren y la fortalecen para ejercer a plenitud su loable función, como la de ser “ayuda idónea para él” (para el hombre) y compañera inseparable. (Gén.2:18).
Aunque no resulta fácil aglomerar en unos cuantos puntos los valores que hacen a las madres únicas e irremplazables, resaltamos los siguientes:
Una madre es comprensión: sus palabras calman, sus caricias sanan y sus besos reconfortan. Nadie conoce mejor a sus hijos que su propia madre; ella tiene la capacidad de entender los distintos factores que influyen en su estado de ánimo y comportamiento. El alto nivel de percepción de una madre, desarrollado por ese fuerte vínculo que hay con el hijo, la hace en definitiva, la portadora por excelencia del valor de la comprensión.
Una madre es responsabilidad: una madre vela por el bienestar de sus hijos y de su hogar cueste lo que le cueste, asume su rol con entereza, cumple con sus deberes y reconoce la gran responsabilidad que se le ha asignado al consignarle la crianza de unos seres humanos para hacer de ellos, maravillosas criaturas.
Una madre es paciencia: paciente ante las situaciones arduas e ineludibles de la vida, paciente ante los conflictos naturales que se presentan en el núcleo familiar, paciente ante las incansables enseñanzas para hacer de sus hijos personas íntegras y valerosas: obra que realizará sin tregua durante años y que tal vez nunca verá terminada. Una madre vive la paciencia en grado excelso.
Una madre es amor: el amor a los hijos es único y particular, perpetuo, transparente, carente de egoísmo y de ambición personal. Por este amor la madre desafía hasta sus propias capacidades y realiza actos verdaderamente increíbles para proteger o beneficiar a los hijos.
El amor es el principio y el fin de los valores humanos, es el que provee el punto de partida de las demás virtudes. (1ra Cor.13:1) Al mirar la raíz de cada uno de los anteriores, el centro donde estos convergen, es el amor. Porque amor no significa sacrificio sino donación, no significa rencor sino perdón, no significa egoísmo sino tolerancia, amor es… MADRE. “Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, y no abandones la enseñanza de tu madre”. (Prov.1:8)
“La lágrima es la forma en que ella expresa su alegría, su pena, su desilusión, su soledad, su dolor y su orgullo”. Las madres tienen fuerzas que asombran a los hombres. Llevan a los hijos, sobrellevan dificultades, llevan pesadas cargas; pero se aferran a la felicidad, amor y alegría. Sonríen cuando quieren gritar. Cantan cuando quieren llorar. Lloran cuando están felices y ríen cuando están nerviosas. Pelean por lo que creen. Se sublevan contra la injusticia.
No aceptan un “no” por respuesta cuando creen que existe una solución mejor. No se compran zapatos nuevos, pero a sus hijos sí… Acompañan al médico a un familiar enfermo. Aman incondicionalmente. Lloran cuando sus hijos sobresalen y ovacionan a sus amigos cuando triunfan. Se les rompe el corazón cuando un amigo muere. Sufren cuando pierden a algún miembro de la familia; pero son fuertes cuando no hay de donde más sacar fuerzas. Saben que un abrazo y un beso puede sanar un corazón roto.
Las madres manejan, saben pilotar aviones, te llaman por teléfono o te mandan un correo electrónico para decirte cuánto te quieren. El corazón de las madres es lo que hace girar el mundo. Las madres hacen más que dar a luz. Ellas traen alegría, esperanza, compasión e ideales. Sí, ¡el corazón de la madre es asombroso! ¡Bendito sea Dios por darnos a todos una MADRE!