El 23 de junio ha sido dedicado a honrar a los padres de familia. La iglesia cristiana insta a los padres de familia a asumir su responsabilidad, dedicación a la familia y a la educación cristiana de sus hijos. Aunque ningún hombre tiene un manual dedicado a la paternidad responsable, los padres cristianos sí tenemos la Biblia como norma de nuestra fe, conducta y responsabilidad para con nuestros hijos y para con la familia entera.
“Instruye al niño en su camino, y aun cuando fuere viejo, no se apartará de él”. Pero eso hay que hacerlo con humildad y dependencia sincera de Dios, no en nuestra prudencia… A continuación, un ejemplo:
Un papá estaba enseñando a su hijo Juan de 8 años, a cortar el césped en el jardín de la casa. Ese jardín era precioso, todos lo alababan y despertaba admiración entre vecinos y visitantes. Era espectacular y colorido.
Mientras le indicaba al niño como girar la maquina en una esquina, la esposa lo llamó para comunicarle algo al parecer muy importante. El padre tuvo que dejar solo al pequeño niño en su proyecto de poner más bello el jardín. Mientras tanto Juan se llenó de nervios y no fue capaz de controlar la podadora. Y, cortó a ras las flores en un tramo de casi un metro sin proponérselo.
Cuando el papá salió de la casa para continuar enseñándole al niño, se enfureció al ver su jardín arruinado. Él hombre había cuidado esas flores con muchísimo empeño e interés y se llenó de rabia. Levantó la voz para regañar a su hijo por el desastre, mientras éste asustado, sollozaba.
Su esposa alcanzó a ver la reacción del padre y salió presurosa de la casa, y mientras los abrazaba a los dos le dijo con calma a su esposo: “mi amor, nosotros estamos criando hijos, no flores”.
La madre dio una gran lección a su esposo para que recordara su principal papel como padre. Por eso, el padre de familia no debe:
Abusar físicamente de sus hijos. Los padres deben disciplinar a sus hijos sólo cuando su enojo esté bajo control y las posibilidades de hacerle daño físicamente a su hijo sean menos (I Tim. 3:3).
Limitar la libertad. Los niños deben estar dispuestos a ganar libertad cuando demuestran fidelidad a Dios y a otros. La fidelidad está basada en dos cosas: 1) El cumplimiento exitoso de responsabilidades específicas, y 2) La capacidad constante en tomar decisiones sabias (bíblicas). Si no se premia su fidelidad con suficiente libertad, los padres podrían poner en riesgo una forma de motivación que es bíblica – el deseo de ganarse la confianza (Luc. 12:48).
Ponerles sobrenombres. Los sobrenombres deben ser utilizados sólo si van de acuerdo con criterios bíblicos. Dios utiliza nombres para identificar individuos que se han entregado a un pecado por el cual su vida está dominada y caracterizada (Ej. perezoso, tonto, de doble pensamiento, idólatra, etc.). Los nombres pueden servir como instrumentos para motivar a los niños a cambiar. No obstante, como burla los nombres pueden avergonzar, humillar o enojar al niño y es punitivo en naturaleza (Efes. 4:29).
Demostrar favoritismo por uno de los hijos. Los hermanos son diferentes los unos de los otros, por tanto, deben ser tratados como individuos. No obstante, las normas por las cuales cada niño es evaluado y por las cuales el padre responde para enseñar a sus niños deben ser idénticas (Luc. 15:25).
Emplear métodos de disciplina inconsistentes con la palabra de Dios. El encaminar a tu hijo en la disciplina e instrucción del Señor no lo provocará a ira, pero encaminarlo en el consejo y en la instrucción de los psicólogos populares de hoy de seguro lo hará. El uso de técnicas de modificación de conducta y terapia cognitiva que han sido diseñadas para reemplazar a Cristo y a su Palabra con sabiduría humana, no pueden producir en tu hijo airado un comportamiento cristiano. Por eso, hoy día hay tantos jóvenes y adolescentes que se rebelan contra los padres. Padres cristianos: eduquemos a nuestros hijos conforme con la sabiduría que viene de Dios. (Santiago 1:5).