Judá buscó el consejo de todos menos el de Dios

El énfasis para las reflexiones de este mes de septiembre está basado en Isaías 30:8. En este versículo el profeta Isaías recibe la orden de Dios de que escriba en una tablilla la profecía en contra del pueblo de Judá, por cuanto se había rebelado contra su Señor y Dios. El rey Ezequías andaba en busca de una alianza defensiva con Egipto en contra de Senaquerib, rey de Asiria, en vez de buscar el consejo de Dios. Cuando un país o iglesia se apartan de Dios, se ven forzados a buscar ayuda de gobiernos extranjeros que cuentan con un poderío militar. El pueblo de Judá creyó que aliándose con Egipto, los conduciría a la victoria. Por eso Dios instruye al profeta para amonestarlo e indicarle que a Judá le vendría un castigo.

Isaías es considerado como uno de los profetas mayores más importantes de la Biblia. Su nombre significa “YHWH (el Eterno) es salvación”. Vivió en Jerusalén y sus profecías están principalmente enfocadas en Israel, Judá y otras naciones. Según la tradición judía, Isaías era de descendencia real y probablemente era primo del rey Uzías, lo cual le podría haber dado acceso a los reyes de Judá.

El Rollo de Isaías, conocido por el código 1Qlsa (también llamado el Gran Rollo de Isaías) es un manuscrito importante descubierto en una cueva de Qumrán, cerca del Mar Muerto, en 1947. Fue escrito en pergamino y contiene un texto casi completo del libro de Isaías, que data entre 150 y 100 a.C. El profeta Isaías gozaba de tanta autoridad entre hebreos y judeo-cristianos, que cuando el Señor Jesús llegó a la sinagoga para enseñar en un día sábado, el rollo que le fue proporcionado fue el del profeta Isaías 61:1-2: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ungió Jehová; me ha enviado a predicar buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los quebrantados de corazón, a publicar libertad a los cautivos, y a los presos apertura de la cárcel; 2 a proclamar el año de la buena voluntad de Jehová, y el día de venganza del Dios nuestro; a consolar a todos los enlutados;” También este mismo texto se encuentra en el evangelio de Lucas 4:18, para enfatizar en el cumplimiento de esta profecía en la persona de Jesucristo, porque Isaías profetizó su venida.

Isaías recibió muchas visiones de Dios durante los reinados de Uzías, Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá. Su ministerio se desarrolló en la segunda mitad del siglo doce a.C. y duró por lo menos 40 años, desde finales del reinado de Uzías hasta el ataque del rey asirio Senaquerib a Jerusalén (Isaías 6:1).

Las negociaciones para una alianza estaban en camino e Isaías condenó sus planes torcidos. El pueblo de Judá buscó el consejo de todos menos el de Dios. Cuando el miedo nos impulsa, tendemos a buscar consuelo, consejos y alivio en todas partes, esperando encontrar una salida fácil para los problemas. En vez de ello, debemos consultar a Dios. Si bien Él nos da una ayuda de emergencia en tiempos de crisis, prefiere ser nuestro guía a través de nuestra vida. Al leer su Palabra y al procurar con denuedo hacer su voluntad, mantenemos el vínculo que nos proporciona estabilidad por grande que sea la crisis que enfrentemos.

El rey Ezequías andaba en busca de una alianza defensiva con Egipto en contra de Senaquerib de Asiria  Esta profecía se titula «sobre las bestias del Neguev», pero está dirigida a los que llevaron soborno a Egipto a través del desierto en la región del Neguev. Judá buscó el refugio en Egipto, en su deseo de seguridad, porque querían escuchar buenas noticias. No recibieron con agrado la verdad que proclamaban los profetas de Dios. A menudo la verdad nos incomoda. Preferimos mentiras e ilusiones cuando nos hacen sentir más seguros. Pero es mucho mejor enfrentar la realidad que vivir una mentira. La gente se siente a gusto con algo que lo haga sentir bien, aunque no sea verdad. Dios advirtió a Judá que volverse a Egipto y a otras naciones para adquirir fuerza militar, no la salvaría. Solo Dios podía hacerlo. Debieron esperar en Él «en quietud y en confianza».