El camino angosto de la salvación

Isaías 30:6 y 7 son una carga de fatalidad para los representantes de Judá que viajan, con sus animales cargados de regalos, hacia Egipto. El versículo 6 declara: “Profecía sobre las bestias del sur: llevan sobre lomos de asnos sus riquezas, y sus tesoros sobre jorobas de camellos, a un pueblo que no les será de provecho”. Negeb es el nombre del desierto que se sitúa hacia el sur de Judá.

Había peligros en el desierto por el cual pasaría la delegación llevando regalos para Egipto, y por lo cual Israel antiguo fue guiado con seguridad por la inspiración del Señor dada a Moisés. Egipto no ayudaría a Judá contra Asiria a pesar de los tesoros proporcionados. Egipto no sería capaz de proteger a Judá contra Asiria.

En el versículo 8 el Señor da más instrucciones a Isaías: “Ve ahora, y escríbelo en una tabla delante de ellos, y regístralo en un libro para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre”— lo que indica que esta profecía, en lo que se refiere a la insensatez de depender de Egipto para que los proteja de Asiria, se aplica especialmente a naciones equivalentes en un tiempo posterior. La preservación del mensaje de Dios por medio de Isaías, ha llegado hasta nosotros.

El versículo 8 es también el principio de un litigio acerca del cual Isaías es instruido a escribir, con la porción que trata de la acusación comprendida entre los versículos 8 al 12. Mientras que los versículos 13 al 17 presentan la porción del castigo.

El versículo 9 continúa la frase del versículo anterior: “Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quieren oír la ley de Jehová”. El versículo 10 continúa la acusación: “que dicen a los videntes: No veáis visiones; y a los profetas: No nos profeticéis lo que es recto; decidnos cosas halagüeñas, profetizad engaños”. En lugar de la verdad que es difícil para los malvados de aguantar, ellos buscan mentiras y engaño. “Cosas halagüeñas” se traduce de una palabra hebrea que significa “cosas que atraen”.

El versículo 11 describe con más detalle el carácter rebelde de la gente: “Dejad el camino, apartaos de la senda, quitad de nuestra presencia al Santo de Israel”. Esto es un rechazo a sabiendas—no en ignorancia—de la autoridad del Señor sobre Judá e Israel como naciones. Esta condición contrasta con el éxodo de Israel de Egipto cuando el Señor “iba delante de ellos, de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarlos, a fin de que anduviesen de día y de noche”. El “camino” y la “senda” referenciados en el versículo 11 son “la puerta estrecha y el camino angosto”.

Los versículos 9 al 11 nos informan lo que el pueblo no quiere escuchar de los profetas:

A: (9) Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quieren oír la ley de Jehová;

B: (10) que dicen a los videntes: No veáis visiones; y a los profetas: No nos profeticéis lo que es recto;

C: decidnos cosas halagüeñas,

C: profetizad engaños;

B: (11) dejad el camino, apartaos de la senda,

A: quitad de nuestra presencia al Santo de Israel.

“No nos profeticéis lo que es recto” es equivalente a “dejad el camino, apartaos de la senda”, que es la puerta estrecha y el camino angosto hacia la salvación. “Decidnos cosas halagüeñas” y “profetizad engaños” comprenden las declaraciones centrales enlazadas. Por otra parte, el estar en el “camino” o “senda” implica que la gente es consciente que los videntes y profetas verdaderos, profetizan cosas verdaderas; pero ellos no las quieren oír.