Colosenses 3:15
El apóstol Pablo dijo: “hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él”.
Comenzó el apóstol hablando de entrañable misericordia. Esto implica corazones compasivos. ¡Qué despiadado se ha vuelto el mundo! ¡Cuán indiferente y mecanizado! Encontramos que nosotros somos simplemente un número. Casi todos los días llevamos a cabo nuestras actividades con un ordenador. Pero uno no puede decirle a la computadora cómo se siente, o señalarle un error que haya cometido. Simplemente debemos limitarnos a hacer nuestras transacciones comerciales con ella. Si nos envía una cuenta, debemos pagarla. Y eso es todo. Y lo mismo sucede con los bancos. Tienen un corazón tan grande como el de una maquina computadora. En realidad, la computadora es el corazón del banco. Y, en muchas ocasiones, cuando uno va a visitar a un médico en alguna emergencia, se da cuenta que para este hombre uno no resulta nada más que un enfermo más en medio de una multitud, con un informe médico que se archivará entre miles de otros pacientes.
Así que, en medio de tantas relaciones informáticas y experiencias de relación virtual a través de las redes de comunicación, recibimos el consejo de Pablo de que, como creyentes, deberíamos tener un corazón compasivo en nuestras relaciones con aquellos que nos rodean.
Y, luego, Pablo nos habló de la vestimenta de la bondad. Este término contiene la idea de ser «provechoso». Quiere decir que debemos ser de ayuda para los demás. Hay otra palabra griega para bondad que contiene un elemento de firmeza, de severidad. Uno puede ser amable, bondadoso y aun ser severo. Pero hay una bondad que significa mansedumbre, dulzura, y esa fue la palabra que Pablo usó aquí.
Y luego se menciona la palabra humildad. Y como ya hemos dicho anteriormente, este término no quiere decir, «debilidad». Observemos que el énfasis de Pablo aquí es en la humildad de la mente.
Luego el apóstol Pablo mencionó la palabra mansedumbre, que también tiene que ver con un espíritu humilde.
A continuación, leemos la palabra paciencia, que corresponde al original griego «makrothumia”. La idea se refiere a algo que demora mucho en quemarse, que arde durante mucho tiempo. No tendríamos que tener un genio muy vivo en nuestro trato con nuestros amigos y hermanos cristianos. No deberíamos hacer juicios instantáneos. Y continúa diciendo el versículo 13:
«Soportaos unos a otros y perdonaos unos a otros, si alguno tiene queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.»
Pablo aludió aquí a situaciones en las que se implicaba una culpa y la queja estaba justificada.
¿Qué debemos hacer en tales circunstancias? Dijo Pablo: de la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros. Figurativamente hablando, esto no quiere decir que uno debe convertirse en una alfombra de entrada. Pero sí quiere decir que cuando tengamos una queja, hemos de ir al individuo y tratar de solucionar el problema.
Tenemos que ser conscientes de que siempre va a haber personas con quienes no podremos resolver problemas y llevarnos bien. Cuando el Señor Jesucristo denunció a los fariseos, Él simplemente los denunció. Y ellos, por supuesto, no buscaron su perdón.
Y el pensamiento de Pablo aquí es que Cristo nos ha perdonado tanto a nosotros que no nos hará daño el perdonar a alguien que nos ha dado un pisotón. Tenemos que perdonar a otros de la misma manera en que Cristo nos ha perdonado. Luego, leamos los versículos 14 y 15:
«Sobre todo, vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo. Y sed agradecidos.»
Aquí se nos aconsejó vestirnos de amor. En estos versículos encontramos dos frutos del Espíritu: amor y paz. En cuanto a la paz, debería arbitrar, dirigir con autoridad nuestros corazones.
Y el versículo 16 continúa diciendo:
«La palabra de Cristo habite en abundancia en vosotros. Enseñaos y exhortaos unos a otros con toda sabiduría. Cantad con gracia en vuestros corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales.»