En segunda Timoteo también hay un contraste entre la fe arraigada en la familia, y el peligro de abandonarla, por causa de la mala influencia del mundo que nos rodea.
En esta epístola parece que se viera en el horizonte una nube oscura que no presagiaba nada bueno. Era la apostasía que se aproximaba. Hoy la apostasía ha estallado como una tormenta sobre el mundo y en la iglesia. ¿Y qué queremos decir con apostasía? Es el «abandono total de los principios de la fe». Según Wikipedia, “La apostasía en el cristianismo hace referencia al rechazo del cristianismo por parte de una persona anteriormente cristiana. Cristianos que encuentran herejías y falsas enseñanzas difundidas por falsos maestros y profetas que amenazan con seducirlos fuera de su devoción pura a Cristo”.
Así que la apostasía no se debe a la ignorancia; es una herejía. La apostasía es un error deliberado. Es una partida intencional de la fe. Un apóstata es alguien que conoce las verdades del evangelio y las doctrinas de la fe, pero las ha repudiado.
Aquí en 2ª Timoteo, el Apóstol Pablo estaba hablando del resultado final de la predicación del Evangelio. “Mas evita profanas y vanas palabrerías, porque conducirán más y más a la impiedad”.
En el capítulo dos y los versos 17 al 19, Pablo alerta a Timoteo contra las vanas palabrerías, porque son como gangrena, de las cuales fueron víctimas Himeneo y Fileto, quienes “se desviaron de la verdad, diciendo que la resurrección ya se efectuó, y trastornan la fe de algunos. Pero el fundamento de Dios está firme, teniendo este sello: Conoce el Señor a los que son suyos; y: Apártese de iniquidad todo aquel que invoca el nombre de Cristo”.
Por tanto, Pablo advierte a Timoteo que llegará una apostasía que casi hará desaparecer la fe de la Tierra, pero también le confirma que el fundamento de Dios está firme y que Dios conoce a los que son suyos.
Cuando los creyentes se hayan ido, la organización, el caparazón exterior de la iglesia que haya sido dejado en la Tierra, se apartará totalmente de la fe. Y ésta será la segunda partida: el abandono de la fe. El Señor Jesucristo mismo pronunció una inesperada declaración acerca de ello, en Lucas 18:8, cuando dijo: “cuando venga el Hijo del hombre, ¿hallará fe en la tierra?” Esta frase, expresada en el idioma griego requiere una respuesta negativa. Así que la respuesta debería ser: «No, cuando Él venga no hallará fe en la Tierra:» Por tanto, nos encontramos ahora en el medio de la apostasía, que encaja detalladamente con las palabras del apóstol en esta carta.
La Iglesia visible ha entrado en la órbita de una gran apostasía. Pero la Iglesia invisible, es decir, el verdadero cuerpo de los creyentes, no se encuentra afectado. La iglesia invisible se encuentra todavía aquí, y aunque me gustaría que fuera más visible de lo que es, se encuentra en su camino a la epifanía o manifestación de gloria. Se está acercando al momento en que será recogida por su Señor. Este es un pensamiento muy consolador para estos días que estamos viviendo.
A causa de la amenaza de la apostasía, Pablo enfatizó en la Palabra de Dios aquí más de lo que lo hizo en cualquier otra epístola. En realidad, observamos que los apóstoles Pablo y Pedro estuvieron de acuerdo. Cada uno de ellos en su obra póstuma (2ª Timoteo y 2ª Pedro) enfatizó en la Palabra de Dios y el evangelio.
Por eso, la predicación del evangelio descansa en el hecho de la depravación total del hombre. En otras palabras, el ser humano es un pecador perdido. Por tanto, ni la educación como un agente humano externo puede ser instrumental en el progreso moral del hombre, sino que en el cristianismo verdadero se cree que ese agente es Dios, y que es el único que puede cambiar la naturaleza moral y espiritual del ser humano.