El libre examen de las Escrituras

(Juan. 5:39; Hechos 17:10-12; Romanos 8:26-27)

El libre examen de las Escrituras es el último de los Principios Bautistas; pero no lo debemos entender como “la libre interpretación de las Escrituras”. Examinar es escudriñar, profundizar y analizar el contenido total de las Sagradas Escrituras. En Juan 5:39 leemos: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”; también el salmista nos instruye de cómo debe ser el examen de la Biblia. El salmo 119:160 dice: “La suma de tu palabra es verdad, Y eterno es todo juicio de tu justicia”. Esto nos indica que el libre examen no es tomar un texto o versículo aislado y acomodarlo a nuestra propia conveniencia, sino buscar con la ayuda del Espíritu Santo, de un diccionario bíblico y de una concordancia, el contexto histórico y doctrinal de determinado versículo.

La congregación de Berea nos enseña una lección práctica de cómo debemos estudiar la Palabra de Dios. En Hechos 17:11 y 12, leemos: “Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. 12 Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres”. Si nosotros hemos creído sin haber sido convencidos por las enseñanzas de las Escrituras, significa que nuestra fe no está cimentada en la Biblia. Significa que no hemos examinado bien las doctrinas cristianas bajo la dirección del Espíritu Santo.

El libre examen de las Escrituras surge como reacción lógica y esperada contra la rigidez dogmática de la Iglesia católica romana que en la época de la Reforma Protestante no estaba permitido que los feligreses leyeran la Biblia, sino que su lectura y examen de ella sólo estaba permitido a los sacerdotes y obispos. Fueron los reformadores del siglo dieciséis, quienes lucharon para que la Biblia fuera leída en la lengua común del pueblo, para su libre examen. Nótese que los bautistas enseñamos “el libre examen de las Escrituras, no significa “la libre interpretación de las Escrituras”. Existe una gran diferencia entre examinar e interpretar. Los hermanos de la congregación de Perea escudriñaban cada día las escrituras para ver si lo que les enseñaban los predicadores era tal como decían.

La doctrina católica enseña que todo cristiano, al leer las Sagradas Escrituras, debe aceptar el juicio de la Iglesia, único intérprete auténtico de la Escritura; mientras que los bautistas sostenemos que cada miembro de la Iglesia tiene facultad para examinar la Biblia, sin atender a la tradición ni a la Iglesia; más bien creemos que el Espíritu Santo nos ayuda a entender las enseñanzas tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento.

Actualmente contamos, además de la iluminación del Espíritu Santo, con la tecnología moderna en Internet. Gracias a Dios hoy contamos con diferentes versiones de la Biblia en lenguaje moderno, contamos con concordancia bíblica para comparar otros textos sobre el mismo tema, contamos con diccionarios bíblicos, enciclopedias y estudios bíblicos en línea de casi cualquier texto. Hermanos, no utilicemos Internet solamente para enviar mensajes y compartir estados con nuestros contactos. La tecnología debe estar al servicio también de un mejor entendimiento de las Sagradas Escrituras.

El apóstol Pablo instruyendo a los creyentes de Roma en Romanos 8:26-27, escribe: “26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. 27 Mas el que escudriña los corazones sabe cuál es la intención del Espíritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos”. Por lo tanto, para el libre examen de las Escrituras tenemos al Espíritu Santo que nos indica cuál es la voluntad de Dios. No nos permitamos buscar textos que justifiquen nuestras malas acciones, acomodándolos a nuestra manera de vivir; sino más bien, pidamos que su Espíritu nos indique el estilo de vida cristiana que Dios espera de cada creyente.