A propósito del Día de la Independencia de Nicaragua, la reflexión de hoy la dedicamos a meditar en algunos versículos sobre la verdadera libertad. Cristo dijo: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”, y la verdad es el mismo Señor Jesucristo, porque él mismo lo dijo en Juan 14:6: “Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”.
Por otro lado, el apóstol Pablo exhorta a los creyentes de Galacia: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud”. (Gálatas 5:1). Cristo nos hizo libres, pero no para el libertinaje, sino para que no vivamos como esclavos de los vicios y el pecado. Pero esta libertad no se conquista con espada ni con artefactos nucleares, sino por el Poder de Dios.
En el Nuevo Testamento tenemos la historia del Hijo de Dios que se hizo hombre para traernos la libertad del pecado. En Juan 8:32 encontramos la proclama de Jesús, el Hijo de Dios: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”.
Por ese espíritu de libertad que hay en la humanidad, los próceres de los países en diferentes partes del mundo lucharon por la independencia del yugo impuesto por otra potencia. Pero para llegar a ser independientes, hubo que librar muchas guerras sangrientas. Muchos patriotas ofrendaron sus vidas por amor a la patria que los vio nacer.
Nicaragua logró su Independencia el 15 de septiembre de 1821, por eso, todos los 15 de este mes Nicaragua la celebra con desfiles y bandas escolares.
Leamos, entonces, un segmento de la historia de la independencia de Nicaragua. “Corría el mes de septiembre del año 1821. Los habitantes de la provincia española de Nicaragua, al igual que aquellos de las otras de la región, consideraron que ya era tiempo de una Independencia radical. Las cruentas guerras independentistas en otras regiones del continente y otros factores los llevaron a alcanzar ese sueño: su nacimiento como una nueva y pequeña nación, libre y soberana”.
“Varios fueron los factores que llevaron a las colonias a decidir su separación de España: el ejemplo emancipador de las colonias británicas en el norte, la ilustración francesa que traía consigo nuevos ideales, el fuerte control y carga de impuestos por la corona española y el debilitamiento progresivo de la misma”.
“En Sudamérica, y durante cierto periodo en México, los mestizos y criollos americanos (españoles nacidos en el nuevo mundo) iniciaron sangrientas guerras contra la corona hasta conseguir su independencia. Pero en Centroamérica la situación fue diferente.
“Nicaragua formaba parte de la española Capitanía General de Guatemala, que comprendía los territorios desde Costa Rica hasta la actual Chiapas, en la península de Yucatán mexicana.
“Los aires independentistas también habían alcanzado la región y los líderes iniciaron un proceso de negociación que concluyó en septiembre de 1821, cuando estos redactaron un acta de Independencia que fue reconocida por los representantes de la corona. Entre las personas que promovieron la Independencia Centroamericana estuvo el nicaragüense Miguel Larreynaga, quien es actualmente recordado en los billetes de diez Córdobas”. (ViaNica.com)
Sin embargo, volviendo a la esfera espiritual, muchas personas no han querido ser libres del yugo del pecado; muchos, como el pueblo de Israel, prefieren servir a los ídolos, a los dioses ajenos e ignorar el Poder de Dios. Por eso, el apóstol Pablo en Gálatas 5:13, exhorta: “Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros”.
¿Por qué Pablo insiste en llamar a la libertad, pero no según la carne? Porque el mismo Dios en Génesis 8:21 se lamenta: “porque la intención del corazón del hombre es mala desde su juventud”; por tanto, si no contamos con el Poder de Dios, en nuestros pecados moriremos como esclavos..