El domingo pasado reconocíamos que Jesús es el centro de nuestra comunidad de fe, y reflexionabamos en que debe de ser el centro de nuestras vidas. Cómo creyentes, seguidores de Jesús tenemos la responsabilidad de enseñar, de hablar de acuerdo con la sana doctrina a nuestras familias.
La formación para creyentes apasionados por Jesús inicia en el hogar. Es con nuestro comportamiento en el hogar, nuestro manejo de decisiones conforme a la voluntad de Dios, teniendo una vida devocional personal y familiar que compartimos el evangelio en nuestras familias y así podremos decir como Josué “yo y mi casa serviremos a Jehová.” (Josué 24:15). Nos aseguramos de esta manerq que nuestras familias no adorarán otros dioses, como varias veces sucedió con el pueblo de Israel.
Es nuestra misión como discípulos de Jesús, discipular. Discipulemos a nuestra familia, para que sean seguidores apasionados de Jesús. Así estaremos cumpliendo con la misión encomendada por nuestro Dios a cada uno de nosotros. Seamos discípulos apasionados, viviendo la sana doctrina que hemos aprendido de la Palabra de Dios. De esta manera nuestra familia, también será parte de la gran familia de Dios.
Una vez más recordemos la misión que Filadelfia, al igual que otras iglesias está llevando a cabo desde su organización: Amar a Dios, amar al prójimo y hacer discípulos.
Hno. Xavier Rivas
Min. Comunicación y Medios
Canto recomendado de la semana:
Hay un lugar para todos