Interpretación de las Escrituras

En este mes estamos estudiando Mateo 22:29 en donde se exhorta a los saduceos a no ignorar las sagradas Escrituaras y el poder de Dios. Pablo, el apóstol de los gentiles aconseja a Timoteo (2ª Tim. 3:16) que “toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”, y por lo tanto, debemos escudriñarla. También el Señor Jesús en Juan 5:39 afirma: “Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí”. Por estos textos y por muchos más, debemos leer, entender, escudriñar y obedecer la Palabra de Dios, para no equivocarnos en su interpretación, como lo estaban los saduceos.

Los escribas y los fariseos eran grandes estudiosos de las Escrituras. Ellos escudriñaban continuamente los libros sagrados, examinando cada palabra y cada letra. Se concentraban en datos muy curiosos tales como cuál era el versículo colocado exactamente a la mitad de todo el Antiguo Testamento, y cuántas veces aparecía una palabra, e incluso cuántas veces aparecía una letra, y el tamaño de la letra, y su posición única. Ellos han recogido laboriosamente observaciones maravillosas sobre simples estadísticas de la Santa Escritura, pero estaban equivocados con la interpretación correcta de ella.

Por tal razón, nuestro Señor Jesucristo les dijo a los saduceos que estaban equivocados, porque ignoraban el espíritu de las enseñanzas de las Escrituras y el poder de Dios.

En el contexto de este versículo vemos que los saduceos pretendían dejar en ridículo al Señor Jesús en cuanto a la doctrina de la resurrección. Para ello, inventaron una historia ficticia donde una mujer se casó con siete hermanos sucesivamente. Luego preguntaron al Maestro ¿De cuál de los siete será ella mujer en la resurrección?

Es este el contexto inmediato para el énfasis bíblico sugerido por nuestro pastor David Santana: Mateo 22:29: “Están equivocados por no comprender las Escrituras ni el poder de Dios” (NBLH).

Este mensaje es muy importante para nosotros los creyentes, pues nos exhorta a saber leer e interpretar el verdadero mensaje de la Biblia. No tenemos excusa, porque hoy contamos con un sinnúmero de recursos en Internet. Tenemos disponibles las diferentes versiones de la Palabra de Dios; la mayoría de nuestros creyentes posee teléfonos celulares en donde puede archivar diferentes versiones de la Biblia; también puede consultar diccionarios de la lengua española, diccionarios bíblicos, concordancias y otros recursos digitales, como estudios bíblicos sobre los diferentes pasajes.

En los tiempos bíblicos, no había imprenta, ni computadoras, ni teléfonos inteligentes, ni tabletas electrónicas; sin embargo, eran instruidos a no solamente leer las Escrituras, sino también a enseñarlas a sus hijos. En Deuteronomio 6:1 Dios manda a Israel: “Estos, pues, son los mandamientos, estatutos y decretos que Jehová vuestro Dios mandó que os enseñase, para que los pongáis por obra en la tierra a la cual pasáis vosotros para tomarla”; pero en los versos 6 y 7 tenemos algo más específico para nosotros: “Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. Este mandato no es solamente para el pueblo de Israel, pues si nosotros somos el nuevo Israel, debemos ponerlas en práctica. Y no solamente encontramos este mandato en el Antiguo Testamento, sino en muchos pasajes del Nuevo Testamento, tal como ya los hemos citado en el primer párrafo de esta reflexión.

Y ya para finalizar estos pensamientos, preguntémonos: ¿tendremos excusas para no leer y entender las sagradas Escrituras? ¿Cuántas veces a la semana leemos por lo menos un capítulo de la Biblia? Recordemos la pregunta de Felipe al etíope: “Pero ¿entiendes lo que lees? El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él”. Pero nosotros no tenemos esta excusa. Hoy contamos con múltiples recursos bíblicos.