El énfasis bíblico para este mes de enero se basa en Efesios 1:4, pero como este domingo coincide con la fecha en que se recuerda la adoración de los magos de oriente, vamos a estudiar lo que dice el evangelio de Mateo, evangelios apócrifos y otras referencias del Antiguo Testamento. En los domingos posteriores, empezaremos el estudio sobre nuestro texto base para este mes.
De los cuatro evangelistas, solamente Mateo 2:1 narra la visita de “unos magos del oriente”: “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos”; sin embargo, no dice cuántos eran, ni cómo se llamaban, ni que eran reyes, ni menciona el color de su piel, ni el lugar de la adoración. Sin embargo, los evangelios apócrifos, entre ellos el “Evangelio árabe de la Infancia” narra que tres hijos de reyes llegaron al pesebre donde estaba María con el niño a presentarle sus regalos. Pero el “Evangelio armenio de la Infancia” es el que ha aportado mayores detalles a la tradición. Entonces, la información extrabíblica viene de los evangelios apócrifos y, en menor grado, de ciertas referencias en el Salmo 72:10-11, que algunos estudiosos lo han aplicado a la visita de los personajes de oriente: “Los reyes de Tarsis y de las islas traigan presentes; Los reyes de Sabá y de Seba ofrezcan tributo; 11 Y póstrense ante él todos los reyes de la tierra; Sírvanle todas las naciones”. (Nueva Biblia Latinoamericana de Hoy, NBLH).
También Isaías 60:5-9, según estudiosos bíblicos, se refiere a la visita de los magos: “Entonces lo verás y resplandecerás, Y se estremecerá y se regocijará tu corazón, Porque vendrá sobre ti la abundancia del mar, Las riquezas de las naciones vendrán a ti. 6 Una multitud de camellos te cubrirá, Camellos jóvenes de Madián y de Efa. Todos los de Sabá vendrán, Traerán oro e incienso, Y traerán buenas nuevas de las alabanzas del Señor”. (NBLH).
Como vemos, Isaías, en este pasaje, menciona camellos, lugares de Madián, Efa y Sabá, y el oro e incienso, como presentes al Señor. Pero en ninguno de estos pasajes se menciona que eran tres personajes ni que eran blancos o negros. Pero como astrólogos, dedicados al estudio de los astros, Dios les habló en su propio lenguaje: el de las estrellas; y fue una estrella la que los guio hasta el lugar en donde estaba el niño; Pero, según los evangelios apócrifos, el niño estaba en el pesebre junto a su madre. Sin embargo, estos magos no eran reyes, porque en Persia y Babilonia, los reyes contrataban astrólogos y videntes, para investigar eventos misteriosos.
En cuanto a estos presentes, algunos eruditos bíblicos han relacionado la visita que la reina de Sabá hizo al rey Salomón, en 1ro Reyes 10:10: “Y dio ella al rey ciento veinte talentos de oro, y mucha especiería, y piedras preciosas; nunca vino tan gran cantidad de especias, como la reina de Sabá dio al rey Salomón”. Por eso suponen que los magos procedían de Sabá; pero Mateo no especifica el país. Así que nos queda por explicar el número tres de estos dignos visitantes: pues lo han tomado del número de presentes: oro, incienso y mirra; pero Mateo dice “unos magos” y los presentes son: el oro para el Rey, el incienso para Dios y la mirra, para el Hombre; porque Jesús era Rey, Dios y Hombre.
Por otro lado, también los estudiosos infieren que si hubieran sido reyes esos visitantes, habrían venido montados en elegantes caballos árabes y no en camellos, animales de carga. Tampoco el número de regalos implica el número de personajes, porque la reina de Sabá, un solo personaje, trajo varios regalos. Entonces, aceptemos lo que narra el evangelista Mateo y dejemos a un lado a los evangelios apócrifos y a la tradición entretejida por hombres. La Biblia, la palabra inspirada por Dios es nuestra regla de fe y conducta y no las tradiciones