#Luchas (Efesios 2:1-10)
Durante estos próximos meses estaremos meditando sobre la madurez espiritual. Un tema que nos compete a todos los creyentes. Muchas veces como adultos consideramos que son los niños/as, adolescentes y jóvenes de nuestra iglesia los inmaduros y los que deben madurar, pero la realidad es otra.
La vida cristiana es un andar diario, no es un título o una etiqueta más de este mundo; es vivir el evangelio. A cada paso de nuestras vidas por este mundo nos enfrentamos a momentos decisivos a luchas.
Leamos Efesios 2: 1-10, Pablo le escribe a los Efesios esto después de haberles explicado el origen y la fuente de la iglesia y de la familia de Dios. Cristo mismo. Pablo hoy nos recuerda que Dios nos ha creado para hacer el bien, como instrumentos suyos. Pablo hace énfasis en la diferencia del viejo hombre que muere al llegar a los pies de Cristo y el nuevo hombre sellado por su Espíritu.
Las diferencias entre el viejo y nuevo hombre es el primer indicador de madurez espiritual.
El primer paso fue dado, aceptar a nuestro Señor Jesucristo como Salvador y Señor. Abrir nuestros oscuros corazones a su luz irradiante, a Su Santo Espíritu. De ahí inician estas luchas entre la carne y el espíritu.
Porque el cristiano que lucha diario es un indicador de madurez espiritual.
Así que podemos decir que, La madurez espiritual es un proceso, que inicia al aceptar a Cristo,
Este proceso no lo hacemos solos, sino que es ir entregando cada día partes de nuestro ser a nuestro Señor Jesucristo para irnos moldeando en su carácter, renovándonos en amor.
Es aquí donde está el detalle de la madurez espiritual, es un proceso, en este caso un proceso que no culminará hasta el día final, cuando estemos juntamente con Cristo. Es por esto que habemos “Cristianos” carnales y Cristianos espirituales.
La vida cristiana la podemos comparar con el crecimiento físico y emocional de un ser humano. Como niños hay aspectos imprescindibles para un buen desarrollo: Nutrición, Comunicación, Convivencia y lo principal amor. Como creyente necesitamos esos cuatro elementos. Pero esos cuatro elementos se necesitan durante el pasar de los años en la vida de un niño, hasta que llegar a la adultes. De igual manera el cristiano necesita de estos elementos durante toda su caminar en Cristo. Pero es ahí donde corremos el riesgo, el creyente ya razona por si mismo, y decide si cultivar estos aspectos o no.
El creyente es el que decide si es un “Cristiano” carnal o un Cristiano espiritual. Cada día como creyentes tenemos esta [Slide] esta Lucha Interna / Cada día decidimos / ¿Cómo viviré este día? ¿Viviré conforme a la carne o el espíritu?
Entonces este es el primer paso hacia la madurez espiritual. Aceptar que tenemos estas luchas internas y externas con los valores de este mundo y las tinieblas de nuestro ser.
¿Estamos permitiendo que las tinieblas de nuestro ser se alimente con Envidia, Celo, Orgullo, Rencor, ausentarnos de la iglesia, fríaldad el pecado en general?
«Pero quién se fija atentamente a la ley perfecta que da libertad, y persevera en ella, no olvidando lo que ha oído sino haciéndolo, recibirá bendición al practicaría». – Santiago 1:25 (NVI)
«El amor debe ser sincero. Aborrezcan el mal; aférrense al bien.» – Romanos 12:9 (NVI)
Para ser Cristianos espirituales debemos alimentarnos.
«Por lo tanto, hermanos, tomando en cuenta la misericordia de Dios, les ruego que cada uno de ustedes, en adoración espiritual, ofrezca su cuerpo como sacrificio vivo santo y agradable a Dios. No se amolden al mundo actual, sino sean transformados mediante la renovación de su mente. Así podrán comprobar cuál es la voluntad de Dios, buena, agradable y perfecta.» – Romanos 12: 1-2
Su Palabra es la fuente inagotable de nutrición y vida para el Cristiano. Es nuestra norma de fe y conducta. Es nuestra guía y contiene el ejemplo y testimonio de nuestro hermano, Cristo. Aferrados a su Palabra tendremos una nutrición espiritual sana, permitiendo que Su santo Espíritu nos revele maravillas.
Necesitamos tener una comunicación íntima con nuestro Padre.
Un cristiano espiritual, escucha la voz de Dios. Para poder escuchar a alguién debemos tener una conversación con esa persona. Es precisamente eso lo que debe haber entre un creyente y su Padre. A través de la la oración nuestro Padre también nos revela Su santa voluntad. Conversemos y escuchemos su voz en nuestras vidas.
Como creyentes necesitamos convivir con otros creyentes.
Necesitamos no solamente convivir con nuestro Padre en oración, pero también en convivir con otros creyentes y con el mundo. Es en esta área que se dificulta el ser un Cristiano espiritual. Porque es en las relaciones humanas en que tenemos problemas, roses y situaciones adversas. Es en la convivencia que no solo lidiamos con nuestras luchas internas sino que también lidiamos con luchas de otros.
Pero apegados y si realmente nos apropiamos de nuestro alimento y de nuestra relación íntima con Dios se verá reflejada ante estos agentes externos.
La única manera de vencer estas luchas es con amor
Es el amor de Cristo el que nos llena y nos ayuda a vencer estas luchas internas y nos da el crecimiento espiritual. No hay otra manera que podamos crecer espiritualmente y madurar espiritualmente si no amamos. Si el amor de Cristo no ha calado en nuestras vidas, si su sacrificio en la cruz del calvario no nos cala y si no reconocemos el cambio que hizo en nosotros nunca podremos madurar espiritualmente, nunca creceremos espiritualmente.
Reflexionemos y analicemos, si estamos siendo renovados en amor. ¿Estamos permitiendo que su fuego de amor, se extienda en nuestras vidas?
Es ante la adversidad en que se revela si estamos aferrados al amor de Cristo o a nuestra carne. Tengamos entonces cuidado de ser un “Cristiano” carnal y no un Cristiano maduro y espiritual, lleno del amor de Dios.