La educación de los hijos es una responsabilidad que sólo una vida consagrada a Dios la puede llevar a cabo. Esa responsabilidad se puede echar a perder de la siguiente manera:
No admitir que estás equivocado
La falta de un padre en admitir una ofensa cometida hacia sus hijos (y otros a quienes él reconozca que ha ofendido) a menudo desanima a los hijos a tener una comunicación bíblica abierta. Los hijos percibirán la insensibilidad y el orgullo del padre y no estarán preparados apropiadamente para pedir perdón a otros (Mateo 18:15).
Encontrar faltas constantemente
Los padres tienen la responsabilidad de señalar la conducta pecaminosa y otras deficiencias de carácter a sus hijos. No obstante, una actitud de crítica, de condena, acusadora o juzgadora mientras se corrige a los hijos, los llevará a pensar que sus padres no están complacidos con ellos la mayoría del tiempo o nunca (Proverbios 19:11).
Padres que invierten los papeles dados por Dios
Cuando el orden de Dios es violado en el hogar las consecuencias crean un ambiente en el hogar que promueve la frustración. Las esposas tienden a sentir amargura en que los esposos no manejen el hogar como la Biblia dice. Los esposos tienden a sentir amargura y perder el respeto hacia sus esposas cuando no están cumpliendo con sus papeles establecidos por Dios. Tales intercambios de papeles no proveen a los hijos buenos ejemplos para seguir el orden de Dios en el hogar (Efesios 5:22-24).
No escuchar el punto de vista del niño
Aunque los padres no siempre estén de acuerdo con el razonamiento de sus hijos, sus conclusiones u opiniones, deben comprender la perspectiva de ellos, si hay el deseo de llevarlo a la verdad. El no comprender la perspectiva de los hijos, ellos pudieran percibir actitudes como arrogancia, impaciencia, apatía y falta de amor (Proverbios 18:3).
Compararlos con otros
Dios le da a cada persona dones y talentos únicos. Los padres necesitan prestar atención al aviso de Pablo en 2ª Corintios 10:12 para evitar el comparar a sus hijos, favorable o desfavorablemente, con otros.
No tener tiempo para hablar
Cuando los padres permiten que las presiones y los placeres de la vida los mantengan alejados de pasar el tiempo suficiente en el proceso de comunicación con sus hijos, la relación estrecha de padre-hijo no se desarrolla correctamente. Los hijos pueden llegar a establecer relaciones más fuertes con sus amigos para llenar este vacío (Santiago 1:19).
No reconocer las buenas acciones de los hijos
Los padres necesitan reconocer a menudo las buenas cosas que hacen sus hijos, para que cuando sean corregidos, estas medidas sean percibidas como un balance bíblico de amor. Cuando los padres se centran sólo en lo malo de los hijos, ellos tienden a evaluarse a sí mismos incorrectamente (Apocalipsis 2:2-4).
Fallar en lo que se promete
Las promesas y compromisos comúnmente se hacen con la intención de cumplirlas y sin la intención de engañar. Sin embargo, cuando estas promesas son constantemente incumplidas, sin importar la razón, sin el intento de terminar el contrato de una manera bíblica (Proverbios 6:1-5), o si el perdón no es buscado de su niño por la violación del contrato, su decepción se convierte en enojo (Salmo 15:4-5).
Corregirlos en presencia de otros
En Mateo 18:15 se obtiene el principio disciplinario de que el círculo de confesiones y correcciones debe ser tan grande como el círculo de ofensas. Si el pecado de un hijo no es público, el círculo disciplinario debe ser tratado entre el padre y el hijo. Violar esta instrucción clara de Cristo disciplinando a un hijo en presencia de otros por pecados que ha cometido en privado es pecar en contra de Dios y el hijo.
Permitir el libertinaje
Los hijos necesitan ser enseñados a arrepentirse del pecado, cómo ser responsables y cómo vivir una vida de autodisciplina. Cuando se le permite a un hijo practicar conductas pecaminosas, participar en actividades pecaminosas antes de demostrar la madurez necesaria o vivir una vida indisciplinada pueden llegar a pensar que no son amados por sus padres (Hebreos 12:6-9). Finalmente, ser padres cristianos significa ser responsables ante Dios.