Meditación de fin de año 2019

  “Porque te tomé de los confines de la tierra, y de tierras lejanas te llamé, y te dije: Mi siervo eres tú; te escogí, y no te deseché. No temas, porque yo estoy contigo”. (Isaías 41:9-10)

   Le escribo, deseándole de corazón que en lo que sigue de su vida, su pensar como su actuar estén dirigidos por el Santo Espíritu para glorificar al Padre Celestial… “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. (S. Mt. 5:16).

En la batalla de la vida no es la persona crítica la que cuenta.No la persona que apunta para indicar, a quien tropezó, dónde se podrían haber conseguido los mejores resultados. El crédito pertenece a quien está en la arena,  cuya cara está sucia por el polvo, sudor y sangre; quien lucha valerosamente; quien yerra y se equivoca repetidas veces; quien sabe de grandes entusiasmos, de grandes dedicaciones y se concentra en una causa digna.

Quien, en su mejor momento conoce el triunfo del alto logro, y quien, en el peor de los casos, si falla, por lo menos falla mientras lo intentaba, de modo que su lugar nunca esté con esas almas frías y tímidas  que no conocerán ni la victoria ni la derrota.

Es mejor haber intentado y fallado, que nunca haberlo intentado. Sin embargo, cuando buscamos y descubrimos el plan y el propósito de Dios para nuestras vidas y damos nuestro todo a tan noble y digna causa, tal vez nunca tendremos nuestro nombre escrito en las carteleras, junto a los ricos y los famosos, y aunque tropezamos y caemos mil veces, mientras sigamos levantándonos y continuemos, no podremos fallar y los resultados durarán toda la eternidad. No es ningún tonto quien da lo que no puede guardar, para ganar lo que no puede perder.

BENDECIDO AÑO NUEVO 2020…

Su hermano en Cristo:
Rev. y Licenciado, Marvin Smith Meléndez
Catedrático Universitario.