Continuamos el estudio de 1ª Pedro 3:8, acerca de vivir en paz y armonía unos con otros. Pedro concluye el tema de las relaciones humanas diciendo: sean autoridades, parejas, amigos, vecinos o cualquier otra persona, vivamos en armonía unos con otros. Suena muy sencillo, pero siempre pensamos que los demás están mal mientras nosotros hacemos todo bien.
Es un hecho que cada uno de nosotros tiene su “cola que le pisen”. Algunos nos comportamos de un modo u otro. Pero en general, siempre vamos a encontrarnos con alguien que nos haga complicado el vivir en armonía. Por eso la palabra de Dios dice: “ama a tu prójimo como a ti mismo”. En inglés, la traducción diría: ama a tu vecino. ¡Prácticamente desde que salimos de la casa ya podemos encontrarnos con la dificultad de amar! Pero aun con nuestra propia pareja debemos vivir en armonía. La armonía es un fin que se persigue constantemente. No es algo que se alcanza y se acabó. Debemos constantemente recordarnos el estar en paz unos con otros pues así nos ha llamado Dios.
Ahora, como siempre, la palabra nos da ciertas herramientas para poder lograr un objetivo. En este caso, seguido del mandamiento de vivir en armonía nos dice: “compartan penas y alegrías, practiquen el amor fraternal, sean compasivos y humildes, no devuelvan mal por mal ni insulto por insulto; más bien, bendigan”. ¡Bendigan!
¿Quieres conocer el ejemplo más increíble de bendecir? En hechos capítulo 7 lo podemos encontrar. Mientras a Esteban lo apedreaban y lo acusaban injustamente, tuvo dominio propio, y más bien intercedía por aquellos que lo estaban matando. ¿No nos parece impresionante? ¡Eso es no devolver mal por mal! Obviamente, Esteban murió poco después de pedirle a Dios que no les tomara en cuenta su asesinato. ¿Sabes? El seguir al Señor siempre resulta en final feliz. ¿El problema? Es un final espiritual y en línea con Dios. Por el contrario, los finales felices que tenemos en mente nos dicen que los malos no pueden “triunfar”. Que aquellos que nos hacen daño deben pagar por lo que hicieron. Y que Esteban, siendo el “bueno” no debía haber muerto. Pero la realidad es la siguiente: mientras Esteban hacía la voluntad de Dios, él fue asesinado. Quiere decir que la voluntad de Dios no necesariamente implica estar en esta vida y tampoco implica estar exento de sufrimiento corporal. Por el contrario, ¡implica una vida llena de paz, misericordia y amor inimaginables! De otra manera ¿cómo podemos explicar que alguien bendiga mientras lo están matando? Esteban nos dejó un ejemplo para no poner pretextos acerca de nuestra entrega y nuestra situación en particular.
Hoy debemos aprender a practicar el amor, a ser compasivos y humildes. Jesús nos dejó él mismo ejemplo maravilloso. Mientras moría en la cruz, pedía por aquellos que lo estaban asesinando y lo injuriaban, pero nuestro orgullo es el principal enemigo; nuestro ego es la barrera más grande que debemos romper. Nuestra vida será totalmente transformada si decidimos tomar este paso de fe y entregar por completo nuestra vida al Señor.
Oración
Padre nuestro: Tú todo lo sabes y todo lo puedes. Hoy estoy a tus pies pidiendo perdón y auxilio. Quiero hacer tu voluntad, pero no puedo devolver mal por bien. No puedo amar a aquellos que me hacen daño. No puedo siquiera estar bien con mi pareja o mi vecino. Perdóname. Hoy entiendo que me has llamado a ser un canal de bendición. Hoy entiendo que me has llamado a ser diferente y a comportarme conforme con tu voluntad. Te pido que renueves lo que hay en mi corazón y en mis pensamientos. Te pido me des fortaleza para no pensar en nada más que en obedecerte y poder siempre amar y llevar bendición sin importar que me estén haciendo daño. Gracias mi Señor. En Cristo Jesús. Amén